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Carlos Vives: treinta años juntando a un país

Dic 18, 2023

Treinta años de carrera musical fueron celebrados por el samario este 15 de diciembre en Bogotá. Una crónica del concierto, que tuvo como invitados a deportistas y figuras como Juanes, Aterciopelados, Martín “Cochise” Rodríguez, Sebastián Yatra, entre muchos otros.

Carlos Vives logra lo extraño: nos junta. Hace unos días, el periodista Daniel Coronell le dijo a este diario que la búsqueda de los cuatro niños que se accidentaron en el Amazonas el pasado mes de mayo, había sido un relámpago en la historia de Colombia. Que se conmovió porque nos unió. Que se permitió la esperanza al ver que era posible que, por una causa mayor, tuviésemos la grandeza de reconocernos parte de un mismo grupo. Habría que contarle a Coronell que su esperanza pudo ser alimentada de haber estado en el Estadio El Campín este 15 diciembre: más de 25 mil personas inspiradas por un hombre que supo apropiarse tanto del sombrero, como de la ruana. Que supo decir con gracia: soy colombiano y me encanta.

Más de 850 personas trabajaron para una jornada de seis horas. Parece mucha gente para tan poco tiempo. Pero este fue un concierto realmente largo. Era difícil reunir treinta años de carrera en un par de horas. Por eso, no fueron un par de horas. El concierto se inició con una serie de presentaciones de músicos colombianos que conocíamos tan bien como para sabernos las canciones con las que se le presentaron al país. Ellos, que salieron al escenario como una suerte de hermanos mayores (Jerau, Mauricio y Palo de agua, Lucas Arnau, Sin ánimo de lucro, Sebastián Yepes y Alejandro Gonzáles, de Bonka), fueron invitando a los menores. Este pudo ser uno de los símbolos más relevantes del concierto: Vives, a lo largo de estas tres décadas, quiso abrirle paso a los que, tras él, fueron intentándolo. También querría, entonces, que ellos hicieran algo similar con los que van detrás. Los más pequeños, los que inician, fueron Timo, Estereobeat, Jbot & Tuti, Maca y Gero, Laura Mare y Simón Savi.

Pa Mayté levantó a los que ya se dividían entre la impaciencia y la emoción. Vives salió. Estaba vestido de negro y tenía un chaleco que en el espaldar decía: “El rock de mi pueblo”. Los que comenzaron a cantar con él eran su pueblo. Y él era el de ellos. Hace treinta años pasábamos por una temporada violenta. La resistencia ante las muertes y los desaparecidos y las bombas y el terror parecía estar a punto de agotarse, pero nadie podía rendirse, así que a algo había que aferrarse. En la música se halló una forma de resignificar la indiferencia de nuestras montañas y ríos ante las masacres. En las canciones de músicos como Vives, las cordilleras y mares, se convirtieron en testigos, en aliados.

Como no estuvo solo, salieron sus cómplices. “Baloncito viejo” contó con Camilo, el cantante que comenzó su carrera en el Factor X y ahora es uno de los intérpretes jóvenes más reconocidos del país. Después de cantarla, al escenario salieron el Tino Asprilla, Alberto Gamero, René Higuita, Ómar Pérez, Faryd Mondragón, Isabella Echeverry y Natalia Gaitán, como una muestra de que si el fútbol para Colombia es importante, para Vives también.

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